El embarazo es una etapa muy especial para la mujer en la cual la alimentación es extremadamente importante. Dado que el bebé no está protegido frente a una alimentación deficiente por parte de la madre, el desarrollo del bebé depende exclusivamente de los nutrientes maternos.
Además, durante el embarazo la madre consume mayor energía y nutrientes (macro y micronutrientes) ya que está creciendo una nueva vida en su interior. Los micronutrientes afectan a la capacidad materna para concebir y apoyar el embarazo hasta el nacimiento. Según los estudios, entre los micronutrientes que reciben mayor atención durante el embarazo se encuentran las vitaminas A, D, E, folatos, B12, B6 y C, hierro, zinc, yodo, cobre y selenio, así como la colina y los ácidos grasos esenciales (como los conocidos omegas 3 y 6).
Todo este conjunto de nutrientes no es siempre fácil de consumir en la cantidad adecuada, sobre todo, cuando aparecen las náuseas, los vómitos o simplemente que la alimentación de la mujer embarazada se vuelve más selectiva.
También es importante el papel de la microbiota (tanto del intestino como de la vagina y glándula mamaria) de la madre durante el embarazo y la lactancia. Ésta influye en el desarrollo y la inmunidad del bebé, así como en su salud a largo plazo. El recién nacido adquiere su microbiota de la madre al nacer y durante la lactancia, por lo que todo el cuidado de la que realice la madre durante el embarazo será crucial para el desarrollo de una óptima salud de la microbiota de su hijo. Los probióticos y prebióticos durante esta época pueden ayudar a establecer una microbiota saludable en la madre y, por tanto, en su hijo.
Además de una alimentación variada y equilibrada, los estudios ponen de evidencia que la ingesta suplementaria de ácido fólico incrementa el nivel de folato materno contribuyendo a reducir el riesgo de defectos en el tubo neural como la espina bífida. El efecto beneficioso se logra con una ingesta de ácido fólico (preferiblemente L-metilfolato) diario de 400 μg durante al menos un mes antes de la concepción y hasta tres meses después de ésta.
De forma similar, la colina es especialmente importante durante el embarazo ya que, según los estudios, la ingesta media de colina en mujeres embarazadas está por debajo de la ingesta adecuada establecida por EFSA y se ha relacionado que niveles bajos son un factor de riesgo frente a los defectos de tubo neural y que niveles más altos son un factor protector.
Los problemas de infertilidad en España van en un notable aumento en los últimos* años, de hecho, se estima que cerca del 17% de las parejas en edad reproductiva tienen problemas para poder tener hijos. Entre las posibles causas que hacen incrementar este problema resaltan los factores fisiológicos como la edad (en la mujer hay un descenso de la fertilidad a los 35 años y que se vuelve más significativo a los 40 años), problemas o alteraciones en los órganos reproductores, factores nutricionales como las deficiencias de determinadas vitaminas activas y minerales clave, factores ambientales como la exposición a tóxicos y disruptores endocrinos y factores sociodemográficos. Además, el estrés, hábitos sedentarios, el exceso de peso o tener alguna patología de base como la diabetes, puede complicar la fertilidad.
La técnica de reproducción asistida es la respuesta más común para poner una solución a la infertilidad, dejando muchas veces de lado el tema nutricional.
La alimentación, después de la edad, se reconoce como uno de los factores más importantes que ejercen influencia tanto en la salud y reproducción de ambos progenitores, como en el desarrollo del embrión y del feto. La malnutrición por exceso o por defecto de macro y micronutrientes, en términos tanto cuantitativos como cualitativos, se asocia a incrementos significativos en el riesgo reproductivo que van desde la infertilidad, pasando por las afectaciones estructurales fetales, a las enfermedades de la edad adulta.
Mantener una dieta equilibrada y variada, el aporte adecuado de micronutrientes, un estilo de vida activo, poco sedentario, así como el control del estrés, es la primera medida recomendable para mejorar la fertilidad.
Gernand AD, Schulze KJ, Stewart CP, West KP Jr, Christian P. Micronutrient deficiencies in pregnancy worldwide: health effects and prevention. Nat Rev Endocrinol. 2016;12(5):274–289.
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https://www.diariosur.es/sociedad/salud/aumenta-infertilidad-espana-20190116121213-nt.html