Fármacos y hormonas

Antibióticos, antitiroideos, antiparasitarios, clenbuterol… Estas sustancias se utilizan en los animales, de forma legal o ilegal, para tratar y prevenir procesos patológicos y para conseguir ganancia de peso. Dejan residuos a concentraciones bajas en los alimentos, pero no se conocen bien los efectos en el hombre de las dosis repetidas durante largo tiempo. La leche y los productos lácteos pueden estar contaminados con penicilina ya que las mastitis bovinas se tratan con penicilina intramamaria, que se elimina por la leche en un 80 a 90%.

En teoría, estas sustancias tienen el potencial de ser: hepatotóxicas, nefrotóxicas, ototóxicas, teratogénicas, alergénicas, cancerígenas…, y producir alteraciones hematológicas y resistencias a los antibióticos.

Fármacos (analgésicos, antibióticos, antidepresivos…) y hormonas como los estrógenos también los podemos ingerir a través del agua de consumo. Se ha reportado que 1 de cada 4 europeos tira medicamentos por el lavabo. Estas sustancias son difíciles de detectar y eliminar en las depuradoras, así que las acabamos ingiriendo de forma accidental en baja cantidad con el agua. Además, los cuales son los primeros afectados de forma directa son los organismos acuáticos que viven en los ríos, los cuales ingieren sin querer fármacos, estrógenos (que actúan como disruptores endocrinos provocando peces hermafroditas) o incluso componentes de las cremas solares.

El consumo de estos contaminantes está aumentando y en las depuradoras no se consiguen eliminar: llegan hasta los peces y están cambiando su metabolismo…